Custodiar la vida, reverenciar la vida – NO a la anticoncepción

por Amor seguro | Flor de María
Febrero 26, 2015

Escucho la voz de mi querida hija espiritual: «¡Necesito hablar contigo!, hoy en el colegio nos dieron una plática que violentó mi corazón. Una doctora, ginecóloga católica, nos habló 3 horas de todos los métodos anticonceptivos y enfermedades de transmisión sexual – algo que nunca imaginé que se diera así, de esa forma en mi colegio.

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Escucho la voz de mi querida hija espiritual:

«¡Necesito hablar contigo!, hoy en el colegio nos dieron una plática que violentó mi corazón. Una doctora, ginecóloga católica, nos habló 3 horas de todos los métodos anticonceptivos y enfermedades de transmisión sexual – algo que nunca imaginé que se diera así, de esa forma en mi colegio. Es muy bueno recibir información, lo sé, pero no así. La Doctora hablaba de una realidad que sé perfecto que existe, ¡tengo 17 años…! Me dolió mucho, porque mi colegio era mi lugar seguro en el mundo, yo no podía creer que en esas paredes en dónde yo había escuchado tantas veces hablar de la verdad – hoy me hablaran así de lo que  fue demasiado duro y violento… sentí que traicionaba la verdad, traicionaba a Jesús. Lo peor es que al terminar – quienes viven desordenadamente, se justificaban porque les dieron los argumentos e ideas para hacer lo que hacen… me veían a mi como la tonta que sigue creyendo en que existe el amor verdadero y que vale la pena esperar – creer en la belleza de la virginidad – ¡Todo el mundo lo hace, lo importante es cuidarte, no embarazarte como lo decía la doctora». Y lo más increíble es que hasta al final sin ninguna convicción, la doctora después de 3 horas dijo: «yo recomiendo la abstinencia»… ¡después de lo que escuché hoy… no quiero tener relaciones nunca!.»

Una vez más, quiero pedirle perdón a los jóvenes. Una vez más, me duele el alma darme cuenta de que muchos adultos – creen que informarles sobre educación sexual es ¡hablarles sobre métodos anticonceptivos y enfermedades de transmisión sexual!.

Está comprobado que los anticonceptivos han cambiado el concepto de lo que significa la sexualidad.

Está comprobado que los jóvenes no creen que ellos se pueden enfermar.

Y también, está comprobado que en los países en donde se promueven los anticonceptivos – la promiscuidad, el embarazo adolescente y el aborto aumentan considerablemente. Contrariamente a las comunidades en donde se promueve la abstinencia y la castidad.

Hablarles así de «las enfermedades y de los métodos anticonceptivos», es decirles:«Como tu no puedes vivir la castidad, rómpete separando tu ser persona, eres incapaz de amarte a ti misma … de esperar el momento para amar plenamente como estás llamada a hacerlo en el matrimonio… vive el desorden que te incapacita para amar – pero, por favor: Cuídate no te vayas a enfermar o embarazar!».

Hablar de sexualidad es hablar de la persona, es hablar de la belleza del amor, es hablarles de la vida – es invitares a reverenciar la vida, custodiarla.

Dios es amor. El amor da, el amor se derrama, el amor crea y El, el Rey del universo quiere crear nuevos seres con nosotros. Dios creó a la persona sexuada como  hombre o mujer y nos invito a amar y dar vida – con El. Dios es la fuente del amor y la vida. Dios creo el orden del amor y de la sexualidad. No se debe separar la vida del amor, el amor de la sexualidad, la sexualidad de la vida… porque fragmentas, rompes, divides a la persona.

¿Educación sexual? Ellos con un click, tienen toda la información «sobre sexo» que necesitan. Pensar de otra manera es creer en las hadas de los cuentos. ¿Por qué violentar a la mujer que cree en la virginidad, la castidad… que el amor verdadero espera?.

¿Por qué hablarles de evitar la vida y las enfermedades que pueden contraer, cuando lo que hizo Karol Wojtyla es apelar al corazón, maravillarnos primero de la belleza y verdad sobre el hombre y la mujer?

Hablar de vida es invitarlas a reconocerse mujeres… llamadas a reverenciar la vida.

Hablarles de cómo Dios las miró desde el principio para ser quienes custodien lo más precioso, lo más grande, lo único capaz de transformar la historia – La VIDA de una persona.

Invitarlas a reconocerse como quienes son: MUJERES, llamadas a la existencia para custodiar a la humanidad, transformarla con su ser femenino, capaces de acoger la vida de otro, como un verdadero don. La mujer está llamada a ser hija, esposa y madre.

¡Si tu quieres saber que es lo más sagrado, abre los ojos y date cuenta que es lo más atacado: La vida y la mujer!

¿Quién esta llamada a recibir, acoger, custodiar el inmenso don de la vida? La mujer que protegida por el hombre le enseña a el cómo amarla.

Estamos llamados a vencer el mal con el bien. ¿Son un bien los anticonceptivos? NO, son un mal.

Recomiendo escuchar la conferencia de Janet Smith – experta en éste tema, sobre TODO lo que existe detrás de la des-información sobre los anticonceptivos y lo que ha dañado «ésta cultura antivida a la mujer y como consecuencia a toda la humanidad».

No recuerdo quien me lo dijo, pero es tan claro como que estoy escribiendo: «Si tu quieres destruir a un pueblo, prostituye a sus mujeres»… es lo que han hecho con la mujer desde hace más de 40 años de un modo incisivo, manipulador y confuso.

Pablo VI lo dijo proféticamente en 1968:

«Los hombres rectos podrán convencerse todavía de la consistencia de la doctrina de la Iglesia en este campo si reflexionan sobre las consecuencias de los métodos de la regulación artificial de la natalidad. Consideren, antes que nada, el camino fácil y amplio que se abriría a la infidelidad conyugal y a la degradación general de la moralidad. No se necesita mucha experiencia para conocer la debilidad humana y para comprender que los hombres, especialmente los jóvenes, tan vulnerables en este punto tienen necesidad de aliento para ser fieles a la ley moral y no se les debe ofrecer cualquier medio fácil para burlar su observancia. Podría también temerse que el hombre, habituándose al uso de las prácticas anticonceptivas, acabase por perder el respeto a la mujer y, sin preocuparse más de su equilibrio físico y psicológico, llegase a considerarla como simple instrumento de goce egoísta y no como a compañera, respetada y amada». HV 17

Hablemos del bien y el orden…  invitemos a los jóvenes a vivir en la verdad, enamorándoles de ella.

ES LO QUE ANHELAN de nosotros los adultos. Pero, ¿qué pasa con nosotros los adultos? Por qué no sabemos cómo enamorarles de la verdad, del bien… de su capacidad para vivir la castidad – ¡porque nosotros no la vivimos! – porque desde hace 50 años la mujer se ha convertido en objeto y el hombre cada vez es más egoísta. Porque no amamos como estamos llamados a hacerlo. Nadie puede dar lo que no es.

Yo confío en los jóvenes, creo que ellos están llamados a cambiar el mundo – así ha sido siempre, ésta generación cuenta con todos los medios para transformarlo… pero necesitamos acompañarles nosotros a vivir en la verdad – no en la mentira, en la libertad no en la esclavitud, en el orden no en el desorden – amando la vida, no odiándola.

Estamos inmersos en la crisis de identidad más dolorosa en la historia – ¡y vivimos en el siglo XXI…!. Es increíble que estemos matando al hombre y defendiendo a las tortugas, es impresionante que hoy la cultura enseñe a protegerse de una enfermedad de la misma forma que protegerse de haber sido llamados a amar y dar vida.

¿Protegerse de la vida?  Es irracional, es vivir en el absurdo.

Hoy no se conoce otra cultura que no sea la cultura anticonceptiva. Cuando la píldora apareció en los años cincuenta, se creía que iba a ayudar a los matrimonios. Y la realidad comprueba todo lo contrario. Los anticonceptivos promueven la promiscuidad entre adultos y jóvenes.

Es la Iglesia quien DEBE custodiar a la persona. San Juan Pablo II apasionado del amor humano, el matrimonio y la familia – nos dejó un mapa, el GPS de regreso al Padre… porque sólo reconociéndonos deseados, creados, amados, mirados por el inmenso Amor del creador de todo lo que existe podemos dejarnos transformar por EL y responder al llamado a dar vida, amar viviendo plenamente como hombres y mujeres capaces de anunciar la verdad.

Deseo y pido que como católicos reaccionemos y busquemos respuestas a las preguntas que jóvenes como mi querida niña de 17 años anhelan escuchar para seguir creyendo que es posible la castidad, la decencia, el orden… el amor verdadero.

¿Te has preguntado por qué tantos jóvenes han dejado de creer que el amor es posible?

Yo sí y los he escuchado: Por que no son testigos del amor vivido entre nosotros, los adultos. Hemos dejado de amar para siempre, perdonarnos cuantas veces sea necesario y dar la vida por el otro.

Si no tengo respuestas, ¿cómo puedo acompañarles y responderles?

Conoce y vive tu primero la verdad sobre el amor, la sexualidad y la vida – que ha enseñado siempre la Iglesia católica y San Juan Pablo II en su Teología del Cuerpo maravíllate de quien eres y estás llamado a ser, apasiónate por la vida… sólo así podremos acompañarles, guiarles, educarles en la sexualidad, para el amor y para que den vida.

El verdadero DESEO que todo joven lleva en el corazón es el deseo de AMAR y ser AMADO.

¡QUIEREN AMAR, pero no saben cómo… porque no nos ven amándonos los unos a los otros!

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